Cuando salía para realizar compras navideñas me encontré con un vecino en el portal. Nos deseamos ¡Felices Fiestas! y continuamos ajenos con nuestras vidas.
Más tarde en la tienda cuando ya me iba, el dependiente también me deseo ¡Felices Fiestas!, yo amablemente le sonreí y le dije:
- Igualmente ¡Gracias!.
Ya de vuelta a casa me dio por pensar porque ponemos tanto empeño en desear una obviedad, porque digo yo, las fiestas siempre son alegres y felices ¿o no?
Pues eso, porque no desear ¡Feliz Vida!, que la vida aunque se parezca a un tiovivo con subidas y bajadas, no siempre es una fiesta.
Y mientras mi mente divagaba en estas tonterías, una persona se afanaba en revolver entre la basura y entendí por fin eso de ¡Felices fiestas!, y es que en estas fiestas aunque " todos estamos invitados, no todos somos felices" y probablemente por este motivo en estas fechas, las ciudades se llenan de luces deslumbrantes, que nos ciegan para no ver lo que ocurre a nuestro alrededor no vaya a ser que se apague nuestra felicidad.
Asi que por si las moscas, ¡Felices Fiestas! y ¡Feliz Vida!.
Cheché
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